Primero hacemos el bizcocho. Enciende el horno a 180º con calor arriba y abajo. Con los huevos a temperatura ambiente los echamos en un bol y batimos hasta que doblen su volumen. Yo para batir usé una batidora de mano con las varillas de repostería. Añadimos ahora el azúcar y la sal. Volvemos a batir.
La harina y el cacao, tamizadas para deshacer grumos, las echamos a continuación y removemos lo justo para que se integren a velocidad suave. En nuestro caso necesitamos un bizcocho rectangular y no muy grueso por lo que lo hornearemos directamente en una de las bandejas de horno, sobre papel de hornear. Volcamos la masa y la repartimos por toda la bandeja intentando hacerlo rectangular. Horneamos unos 12 minutos.
Dejamos enfriar un poco para poder manipularlo. Tenemos que enrollar el bizcocho aún con el papel y dejarlo así.
La siguiente fase será la crema del relleno. Soy partidaria del baño maría para este paso aunque hay quien usa el microondas, pero ojo no se queme. Partimos el chocolate y dejamos que se derrita, removiendo un poco para ayudarle y retiramos del fuego.
Por otra parte, montamos la nata hasta que esté bien firme. Unimos nata y chocolate removiendo con una espátula con movimientos envolventes para que se integren bien. Tapamos y a la nevera.
Volvemos al bizcocho. Fase de emborrachado. Para preparar el almíbar echamos en un cazo el agua, el azúcar y el ron. Removemos hasta que el azúcar desaparezca. Abrimos entonces el bizcocho y con cuidado lo separamos del papel. Con una brocha vamos echando almíbar para humedecer bien el bizcocho. Si ves que no es suficiente el almíbar, repite el proceso. Es importante que no quede seco, pero ojo tampoco queremos anegarlo y que se nos deshaga. Yo lo pincelo por ambas caras.
Cuando la crema lleve al menos media hora enfriando, la sacamos y vertemos uniformemente encima del bizcocho, teniendo en cuenta que debemos dejar libre unos tres dedos en el extremo del final que se rellenarán al doblarlo. Enrollamos y dejamos envuelto con el papel en la nevera.
Ya queda poco, vamos a por la cobertura. Nuevamente al baño maría, echamos el chocolate con la mantequilla y el chorro de licor de naranja. Me gusta más el toque de la naranja que el del ron, pero es cuestión de gustos, así como no poner licor alguno. Una vez derretido esperamos unos 5 minutos en los que preparamos el tronco para cubrirlo.

Solo hay que realizar un corte en diagonal en uno de los extremos que colocaremos encima o al lado, como más te guste. La diagonal va en contacto con el tronco. Te aconsejo bañarlo en la fuente que lo vayas a presentar porque moverlo después es misión imposible sin estropear la cobertura. Para que no se quede manchada la fuente, ponemos tiras anchas de papel de aluminio entre el tronco y la base, que retiraremos al terminar antes de que el chocolate se enfríe y solidifique.
Con una cuchara o brocha vamos cubriendo el tronco. Hecho esto sólo nos queda con un tenedor hacer el dibujo de la corteza y a la nevera. Como ves en las fotos lo adorné con figuras de hojaldre porque tenía esos moldes de animales. La hierba la pinté con colorante verde alimenticio. Si no tienes moldes puedes buscar mariposas, flores, mariquitas... lo que te apetezca ponerle.
Como alternativa de presentación, hice todas las partes pero la presenté en copa. En el fondo bizcocho que cortas con la propia copa o medida similar, lo emborrachas ya en la copa, crema y cobertura. Ahí lo dejo por si te ves con mucho lío o no eres muy mañoso.
Feliz tronco de navidad.