Unas buenas albóndigas alegran un buen día siempre. Llevan un ratito de trabajo, pero cuando te sientas a disfrutarlas compensa. ¡No lo dudes!
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Ingredientes
- 600 g ternera
- 400 g cerdo
- 2 huevos
- perejil
- 135 g leche entera
- 60 g vino blanco
- 4 cdas. pan rallado
- 3/4 cdta. pimentón dulce
- 1/4 cdta. pimentón picante
- 1 cebolla
- sal
- harina
- aceite de oliva
- Salsa
- 400 g salsa de tomate
- 1 hoja laurel
- pimentón dulce
- pimentón picante
- ajo
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Raciones: 6
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Duración: 3,5 horas
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Dificultad:
Elaboración
Picamos la cebolla en brunoise, esto es en cubos de 1 a 2 mm. En un bol grande echamos la carne con la cebolla ya picada, los huevos, el pan rallado, un tercio del manojo de perejil fresco, sal, la leche y los 60 g de vino blanco.
Amasamos bien a mano, yo me pongo guantes, hasta que la mezcla sea uniforme. Dejamos reposar media hora.
En una cacerola echamos la salsa de tomate, el vino tinto, pimentón al gusto y la hoja de laurel. Dejamos unos 5 minutos a fuego bajo y apagamos.
Formamos las albóndigas
Necesitamos un bol con harina y una fuente grande donde ponerlas una vez pasadas por la harina. Yo uso la bandeja del horno sobre la que espolvoreo harina y así no se pegan las albóndigas cuando las vuelva a coger.
Con una cuchara cogemos un poco de la mezcla. Lo ideal es que las albóndigas sean parecidas de tamaño y usar la cuchara ayuda un poco a ello. Hacemos una bola, pasamos por la harina y dejamos en la fuente elegida.
Cuando tengamos todas las albóndigas formadas vamos a freírlas en una sartén con aceite de oliva. Las dejamos unos minutos y le damos la vuelta para que se cocinen por todos lados. Deben quedar doradas. Sacamos del aceite, escurrimos y echamos en la cacerola con la salsa de tomate. Removemos.
Quedaron sencillamente deliciosas. Mi intención era congelar dos raciones, pero estaban tan buenas que las comimos todas. Me gustaría probar a hornearlas, pero como apenas hago cosas fritas, no sé si me animaré. Si lo hago y me gusta te lo cuento.