Los grisines, también llamados palitos de pan, colines o picos de pan, son una delicia como entrante. Crujientes, sabrosos e ideales solos o con alguna salsa. Son una perdición y siempre que los hago vuelan. Son sencillos de hacer, un poco laboriosos pero compensa sobradamente, no lo dudes.
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Ingredientes
- 250 harina de trigo
- 125 g agua
- 25 g aceite de oliva
- 4 g sal
- 2,3 g levadura seca
- aceite de oliva
- semillas
- pimentón
- curry
- sal del Himalaya
- orégano
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Raciones: 20 - 24 grisines
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Duración: 2 horas
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Dificultad:
Elaboración
Mezclamos el agua, la levadura y el aceite. Añadimos la harina y la sal. Amasamos hasta obtener una masa lisa.
Formamos una bola que dejaremos tapada en un cuenco engrasado durante 1 hora o hasta que doble su tamaño.
Con la masa ya en su punto, enharinamos ligeramente el espacio de trabajo. Volcamos la masa y aplastamos con las manos para sacarle el gas. Luego con el rodillo formamos un rectángulo con un grosor de medio centímetro y 15 o 20 cm de ancho. Procura que queden homogéneos para que una vez en el horno no se queden demasiado hechos por un lado o sin hacer bien por el otro.
Precalienta el horno a 200oC.
Cortamos tiras de un dedo de ancho y formamos cilindros o espirales haciendo que rueden sobre lo que quieras aderezar. Hay quien los hace y luego espolvorea lo que quiere pero así no cogen bien el aderezo a mi gusto. Colócalos sobre la bandeja cubierta con papel de horno. Luego los pincelamos ligeramente con aceite de oliva virgen.
Una vez formados hornea a 200oC durante 12 – 15 minutos o hasta que se doren. Saca del horno y deja que se enfríen sobre una rejilla. Una vez fríos, guárdalos en algún recipiente bien cerrado, en lugar seco y fresco. Es posible que no puedas hacerlos todos de una vez. Conviene que haya espacio entre los grisines al hornearlos.
Mis favoritos son los de sal negra del Himalaya con orégano, pero también los hago con pimentón, curry o semillas.
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